NUESTRO LUGAR
¡Nos apasiona el mole!
En , el mole no es solo un platillo: es una herencia viva, un lazo con nuestras raíces y una expresión de amor por la cocina mexicana. Con más de 30 años de experiencia, hemos perfeccionado una receta que nació del corazón de nuestras cocineras tradicionales y que ha sido cuidadosamente resguardada y transmitida de generación en generación.
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Nuestra historia comenzó en una cocina familiar, donde el aroma a chile tostado, canela, ajonjolí y chocolate envolvía cada rincón. Esa misma pasión que nos movía entonces sigue siendo el motor que impulsa cada paso de nuestra producción hoy. Con orgullo podemos decir que hemos logrado combinar la sabiduría artesanal con procesos estandarizados, garantizando que cada cucharada de nuestro mole tenga el mismo sabor profundo, auténtico y equilibrado que enamora desde el primer bocado.
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Sabemos que el mole representa mucho más que un alimento: es tradición, es celebración, es identidad. Por eso, cada lote de mole que producimos lleva consigo el compromiso de honrar esa historia. Nos aseguramos de seleccionar los mejores ingredientes, cuidar cada detalle de su preparación y conservar el respeto por los tiempos y técnicas que hacen del mole una joya de la gastronomía nacional.
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Hoy, gracias a ese equilibrio entre lo artesanal y lo moderno, nuestro mole ha conquistado mesas dentro y fuera de México, llevando un pedacito de nuestra tierra a cada hogar. Porque para nosotros, hacer mole no es un trabajo… es un privilegio.


NUESTRA PASIÓN POR EL MOLE
Nuestra esencia está en el proceso
Es un arte que nace del respeto profundo por cada elemento que lo compone. Desde la selección minuciosa de los chiles secos, las especias, las semillas, el cacao y cada uno de los ingredientes, hasta el tostado preciso y el molido en su punto exacto, todo forma parte de un proceso lleno de intención y dedicación.
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Cada ingrediente es tratado como un tesoro: se limpia, se tuesta, se hidrata o se muele con cuidado, entendiendo que su esencia aporta una nota única en el complejo sinfonía de sabores que es el mole. No se trata de mezclar por mezclar, sino de saber cuándo y cómo hacerlo, con qué intensidad y en qué orden, para que en cada paso se liberen aromas, texturas y matices que hagan del resultado final una verdadera obra maestra.
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Porque el mole, más que una receta, es una experiencia sensorial. Su sabor no se improvisa: se construye con paciencia, con manos expertas, con el conocimiento que solo los años y la tradición pueden otorgar. El resultado es un platillo profundo y envolvente, que al calentarse desprende ese inconfundible aroma que nos transporta a nuestras raíces, a las cocinas de nuestras abuelas, a las fiestas de pueblo y a las mesas donde se celebra lo verdaderamente importante: la vida misma.
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En cada cucharada de nuestro mole hay historia, técnica, emoción y un profundo respeto por la riqueza culinaria de México. Por eso, en El Jubileo, no solo hacemos mole: lo honramos.

